Ir a playa siempre me ha parecido buen terapia para dejar atrás aquellas cosas que nos hacen mal, antes cuando el muelle de Puerto Colombia aun se mantenía en pie a pesar de la decidía de sus hijos, yo iba hasta la punta a contemplar el mar. Quizás como yo, existan muchos que teínas esta costumbre. Hoy en día cada vez que tengo vacaciones me gusta ir solo y sentarme cerca del mar a contemplar el ir y venir de las olas, el mar es como la vida misma tiene límite hasta donde tú lo permitas y siempre se encuentra en movimiento.
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